En enero del año 1500, el navegante sevillano Vicente Yáñez Pinzón avistó unas tierras singulares que constituían la desembocadura de un enorme río.
A su regreso a España, todavía no sabía que acababa de descubrir para el mundo occidental las bocas del gran río, el mayor y más caudaloso que existe sobre la faz de la tierra: el Amazonas.
Belém do Pará, es la puerta del Amazonas.
Se halla situada sobre un cabo donde el río Guamá se une, formando un inmenso estuario, a los ríos Pará y Tocantins.
La denominada «Cidade das Mangueiras», cobra tal nombre de la enorme cantidad de majestuosos mangos que crecen en sus calles, llegando a formar verdaderos corredores y túneles verdes, por los que discurren vehículos y personas.
La ciudad goza durante todo el año de elevadas temperaturas, con mínimas que no descienden de los 20 grados centígrados, y que, junto con una tremenda humedad, producto de la los elevadísimos índices de pluviosidad, configuran uno de los ejemplos más claros de la adaptación de la especie humana a cualquier medio, sea al precio que sea. Porque en Belém, «o llueve cada día, o llueve todo el día».
Originally posted 2007-09-03 09:42:21.