

En esta tierra, conviven dos diferentes cultos: a la fe religiosa, y al dinero y la suntuosidad.
El culto religioso:
La Ciudad de Terengannu, se halla a 500 km. de la capital del país, Kuala Lumpur. En esta metrópolis, se puede a las claras, apreciar el gran sentido religioso que envuelve a este país.
En esta ciudad no existe, siquiera, un solo bar en el cuál poder beber una cerveza. En el mundo de la cultura islámica, decir alcohol, es decir malas palabras.
Aquellas personas que se vean sorprendidas bebiéndolo, corren serios riesgos de ser encarcelados.
En Malasia, el islamismo es la religión oficial, y esta cuidad, el sitio con uno de los índices más altos de población musulmana: mayor al noventa por ciento. Por otra parte, también alberga a hindúes, chinos y a etnias locales, todas ellas conviviendo en armonía.
Uno de los lugares que muestra a las claras la exacerbación del sentimiento religioso, es la construcción del parque temático Taman Tamadun Edutainment Park.
Allí, se pueden apreciar las reproducciones de una veintena de monumentos relacionados al mundo árabe y a las mezquitas.
Pero la obra más imponente, no es ninguna reproducción, sino que es una construcción real: la impresionante Mezquita de Cristal.
La Playa y la suntuosidad
Al otro extremo del país, en la zona Noroeste y muy cercana a la frontera con el vecino país de Tailandia, se yergue el Archipiélago de Langkawi, un grupo 99 islas preciosas.
Aguas cristalinas, ríos, manglares y playas de ensueño. Aquí se vive la exuberancia de la naturaleza, la que forma este paraíso, y la que se constituye como el atractivo de este paraje turístico.
Y aquí sí, podemos encontrarnos con bares donde poder degustar algunos tragos, como así también discotecas. Aquí, en Langkawi, se pueden conseguir alcohol y cigarrillos a precios irrisorios, ya que es un sitio libre de impuestos.
La impronta religiosa, tan marcada en toda Malasia, también se vive aquí, pese a todas estas tentaciones terrenales.
El turista de las grandes potencias petroleras del Oriente Medio, que suele visitar estas tierras, está aquí, muy a gusto. No tienen inconvenientes para disfrutar, ya que sus costumbres son respetadas.
Gozan de pasear por las tropicales playas, donde la temperatura anual media es de 30 Cº, mucho menores a los 40º que deben soportar en sus desérticas tierras de origen.
Vestidos con trajes de baño y ropas modernas, caminan junto a sus mujeres, ataviadas con el burka negro, la controvertida prenda que las cubre en su totalidad, dejando al descubierto sólo su mirada.
Las mujeres malayas también van cubiertas, pero a diferencia de las anteriores, sus coloridos vestidos y pañuelos tapan sus cabelleras, pero no sus rostros.
En una recorrida por la capital, Kuala Lumpur, nos topamos ante la imponente presencia del emblema y orgullo nacional: las célebres torres Petronas, que se elevan a 450 metros desde el suelo.
Para poder subir a éstas impresionantes torres, hay que hacer una larga fila desde muy temprano, ya que el cupo es de mil visitantes diarios. Se puede llegar hasta el piso 88 en la cima, o a la pasarela que une ambas torres, en el 42.
En este edificio se encuentran las sedes de varias empresas (la compañía petrolera estatal Petronas, o la sede local de Microsoft, entre otras), y el Centro Comercial Suria Kentuki, muy conocido por ser un paraíso de compras.
Á‰ste es uno de los tantos que existen en la ciudad. Solamente en la zona céntrica de Bukit Bintang hay una decena de centros comerciales.
El medio de transporte para recorrer la ciudad, es el monorriel. Este fantástico tren eléctrico de un muy moderno diseño, serpentea en lo alto, otorgando junto con los rascacielos, ese toque tan distintivo que poseen las ciudades ultra modernas.
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Fuente:
Imágenes:
Electrostatico en Flickr
Galería de imágenes:
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Wikipedia
Video:
sanchezcorps en Youtube
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