El mercado de las pulgas de París, el más antiguo y más grande de la ciudad luz. es un hervidero en el que se cruzan traperos con verdaderos coleccionistas de antigÁ¼edades venidos de todas parte del mundo. Aquí podrás encontrar tiendas de moda, los vendedores ilegales y los trileros, que están a la caza del turista.
Es un entramado de calles, cada giro es una sorpresa y cada golpe de vista puede deparar un descubrimiento.
Los vendedores también pasan a ser una pieza de museo, entre cliente y cliente, para matar el tiempo se echan un bocado a la boca. En este mercado, todo es pintoresco, podrás encontrar, desde cartas de amor, hasta vestidos millonarios, muebles muy antiguos, pasando por juguetes, monedas y todo tipo de utensilios muy variados.
Aunque no estén en venta, el visitante siempre podrá regatear con ellos y pasar así un buen rato. Un consejo: si descubres algún cachivache o reliquia entre la balumba de los expuestos por algún vendedor o mercachifle, sobre todo no dejes que la alegría se te manifieste. Sin dejar traslucir el mínimo brillo en tus ojos, limítate a preguntar con indiferencia cuánto vale eso. Así podrás regatear el precio más ventajosamente (hasta, pongamos por caso, reducirlo a la mitad). Pues ocurre frecuentemente que, en esos mercados del extrarradio, el valor de la mercancía es cosa vaga, y así se construye en función directamente proporcional al aspecto y entusiasmo de su comprador potencial.
Originally posted 2007-10-07 16:24:46.